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Curtain, pabellón efímero

Winnipeg, Canada

2023  

Cliente: The Forks Renewal Corporation

En colaboración con la artista visual Fang Cui

Arquitecto ejecutivo: Sputnik Architecture Inc.

Fotografía: Rebecca Schroeder

Constructor: Anvil Tree

Como uno de los tres diseños ganadores del concurso internacional Winnipeg Warming Huts, el pabellón efímero se construyó sobre el río Assiniboine congelado durante el invierno de 2022-2023. La ambición del proyecto fue aprovechar los diferentes potenciales que teníamos a nuestra disposición, en particular, la posibilidad de crear hielo a través de las condiciones climáticas locales. El pabellón fue concebido como una cortina de hielo que definía un refugio cerrado para proteger a los visitantes del viento frío, al mismo tiempo que proporcionaba un espacio para la reflexión. Consistía en una estructura simple que ganaba masa mediante la adición deliberada de agua que se congelaba y acumulaba gradualmente a lo largo de las cuerdas, como una cascada congelada. Sin la estructura, el hielo no habría logrado la forma del refugio. Sin el hielo, la estructura no habría constituido un refugio.

El proceso constructivo también aprovechó las condiciones del lugar. Se posicionaron una serie de columnas de madera espaciadas de manera uniforme en agujeros perforados en la gruesa capa de hielo del río. Una vez posicionados, se vertió agua en los agujeros y se dejó congelar, fijando las columnas de manera similar a los cimientos de concreto. Después de completar la estructura de madera, se tensaron cuerdas y se ataron alrededor de la misma, proporcionando estabilidad adicional a la estructura y creando una red densa sobre la que el hielo pudo formarse. La madera y las cuerdas utilizadas eran reciclables y biodegradables, lo que redujo al mínimo el desperdicio y el riesgo de impacto ambiental. La solución permitió que la estructura hecha por el hombre cubriera un área generosa con un presupuesto reducido y una cantidad limitada de material.

Una vez que se completó la estructura, el agua se bombeó desde el río debajo de la capa de hielo y se dirigió a un sistema lineal de goteo que se dejó en su lugar durante unos días en cada lado, permitiendo que los carámbanos se formaran lentamente sobre las cuerdas primero, y eventualmente unos sobre otros. De esta manera, el pabellón se construyó y se deconstruyó parcialmente, cambiando cada día a lo largo del invierno. Cuando llegó la primavera, las paredes de hielo se volvieron más delgadas y translúcidas hasta que comenzaron a formarse aberturas que dejaban entrar la luz del sol, revelando la estructura interna.

En un planeta en el que los polos se derriten y las temperaturas del mar suben cada año, el lugar ofreció una oportunidad para crear conciencia sobre la fragilidad de nuestro clima de una manera modesta, pero muy física. El pabellón fue diseñado para ser experimentado desde dentro del mismo espacio y permitir que los visitantes se desconectaran brevemente del mundo exterior. Funcionó como un dispositivo para provocar a los visitantes a reflexionar sobre las condiciones térmicas necesarias para que el pabellón existiera en primer lugar, desde su proceso de construcción hasta el río congelado sobre el que se encontraba. Invitaba a los visitantes a contemplar la complejidad del cambio físico que experimenta el agua cuando se congela y las formas que se crean de manera natural a partir de esto. Dado que las formaciones de hielo están inextricablemente asociadas con la estructura artificial, también actúa como un recordatorio de las muchas posibilidades que trabajar junto con la naturaleza puede ofrecernos.

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